Cuando sabes que no quieres volver atrás, que nada de lo vivido anteriormente va a llenarte como ya lo hizo. Cuando sabes que todo lo que has vivido hasta ahora ya ha sido incorporado. Cuando por mucho que te empeñas en encontrar algo que te llene, no lo encuentras en tu día a día.
Cuando tu cuerpo te da sensaciones que te empujan a mirar hacia adelante, entonces ya, todo tu SER sabe que hay que poner punto y aparte.
Hay que cambiar de etapa. Has llegado a tu techo. Necesitas nuevos retos.
Hay que despedirse, hay que decir adiós y hay que decir hola. Adiós a lo vivido y hola a lo que está por venir. Hay que colocarse mirando hacia adelante y hay que
dejar de volver la cabeza.
Ahí delante hay retos, aspectos desconocidos, muy probablemente nuevas dificultades, pero tu alma sabe que ese es el camino. Ella te empuja y tu lo sientes, sientes
que a pesar de lo incierto tienes que despedirte de lo anterior y proseguir. Porque así es la vida, la vida está en constante movimiento, es dinámica, siempre va hacia adelante y no se
para. Quien se para se se-para del movimiento, se queda atrás y va viendo como los demás continúan.
Ten cuidado con el miedo, suele engañarnos diciendo cosas como "no lo vas a conseguir" o "pero donde crees que vas?". Aléjalo de tu mente. Sustitúyelo por la
capacidad de asombro, la ilusión por lo nuevo, la seguridad de que todo viene a tu vida para bien. Vive guiándote por tu alma, ella sabe para qué has venido. Vuelve a mirar con los ojos de un
niño. Déjate sorprender.
Ana García
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta
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